viernes, 13 de abril de 2007

Viernes, trece

En un viernes trece de un mes oculto
dos mujeres buscaban la aclaración
de palabras desconocidas
escritas en un idioma extranjero.
Negra era la noche:
Había un eclipse total de la luna;
Oscuras eran las palabras y los pensamientos de las mujeres.
Hacían un pacto con el idioma
-un diablo seductor disfrazado de poesía.
Él convirtió calderos en hojas
(blancas como las almas que querría cerrar bajo sus encantos.)
Fascinadas, las mujeres prometían invocar deseos (antes ignorados) en sus escritos.
Manchaban con su sangre el papel;
a cada palabra un dolor nacía,
la muerte arrullaba su sueño.
Al principio, no se dieron cuenta que invocaban
para si mismas el sufrimiento...
Invocaban las brujas que vivían en sus corazones
Invocaban la pasión endiablada en sus escritos.
Tuvieron miedo;
pero era demasiado tarde para volver
a los días de paz y de claridad.
En un viernes trece,
escribir se tornó una necesidad.

La Ninfa Negra