Ayer estuve aquí.
La puerta anunció mi llegada
antes que me decidiera entrar.
Los ecos de mis pasos vacilantes
fueran los únicos saludos.
Me sonreíste amarillo
desde la vieja fotografía.
No había querer en los ojos,
o palabras para cantar.
Era tan sólo un papel en la pared
tan marcado como mi alma
por tu sonrisa pálida.
Toda partida necesita una señal.
La mía se agitaba como el polvo
y sonaba aguda en la casa vacía.
Me despedí de tu pared amarilla
y te robé la sonrisa franca
atrapada en la fotografía.
No había nada
a pesar de los ecos de tu vida.
Cerré la puerta
y marché.
Esta vez,
camino sin ti.
Ninfa Negra
Hermoso!
ResponderBorrarCómo te echo de menos! :'( Besos!
BorrarUna triste despedida, ¡cómo duele!
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