sábado, 17 de enero de 2015

Hombre en la plaza

Caminaba solamente por la noche:
siempre descalzo.
Pies sucios de miedos,
boca desdentada,
palabra muerta.
Su mirada era vacía
sin siquiera un deseo.
Olvidado en su destierro
evitaba la luz.
En verdad, la temía.
Toda luz mueve sombras
y la suya era deformada.
Jamás percibió que toda tiniebla
poseía ese pequeño defecto.
Varias deformaciones
componían poesía.
Así el amo cansado
caminaba con paso
gastado
y malo
rumbo a la madrugada.
Al amanecer,
él se sentía protegido
bajo un árbol de copa densa.
Así adormecía el rey
sin jamás ser despertado
Nunca descubrió que al mediodía
su sueño era velado
por un abrazo de luz.

Ninfa Negra.

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