Si yo muriese hoy o mañana
no tendría mucho lo que dejar
a las personas que se quedarían
en este mundo insano.
Pero si muriese
habría algunas cosas,
pocas cosas,
que me gustaría
que tuviesen un destino
que me pareciese menos oscuro...
A mi amiga brujita
le dejaría las Variaciones Enigmáticas,
los libros de Borges (que sé que ama),
los de Rosa Montero y (tal vez) los de Cecilia
(para que las aprendiese a amar).
Además le dejaría
el encargo de escribir en todos mis blogs un epitafio,
ni que fuese sólo para avisar a los amigos lejanos
sobre mi muerte.
(A mi la muerte no me parece una excusa
para ser negligente con los amigos,
tampoco olvidada...)
Si yo muriese hoy o mañana
le dejaría a mi amigo de juguetes
mi Nemesis,
la artesana de palabras y pacificadora,
para que él pudiese seguir
mantenendo la ética
y buscando la dulce venganza...
Les dejaría a mis amigas íntimas,
aunque distantes,
los libros que les complaciesen
y, el recuerdo de mi sonrisa
cada vez que abriesen uno de ellos.
Si yo muriese hoy o mañana
les dejaría a todos mis compañeros de trabajo
-incluso a los antiguos-
un "muchas gracias"
por soportar el rigor
o la alegría,
ambos a veces desmedidos,
que les impuse a lo largo
de los cansadores días.
Si yo muriese hoy o mañana
les dejaría a mis queridos amigos
un caluroso abrazo
que esperaría que sintiesen
como más que un escalofrío,
todas la veces que cerrasen sus ojos
para sentir la caricia del viento en sus pieles...
A los hombres de mi vida
les dejaría en fin mi "te quiero",
que tanto desearon oír susurrado,
y un sólo "te amo"
que les entregaría finalmente
en mi último suspiro.
Si yo muriese hoy o mañana
les dejaría a todos
mis parcos escritos
y un pedido de disculpa
por no haber seguido escribiendo
y corrigiendo mi imprecisa y oscura poesía.
Ninfa Negra
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