Gotas saltan violentas del cielo
buscando la tierra.
Encuentran un cuerpo agotado,
casi sin vida
y se lo ponen a reanimar.
Intentan confortar la pobre alma que sufre,
bien que todo lo que quieren
es que les desobstruya la cuneta
donde descansa la cabeza aprisionada.
No lo logran.
El cuerpo abre un ojo
que les mira indiferente y
que lento se cierra.
Las gotas del temporal,
sin lugar para donde fluir,
se amontonan al su rededor.
Una poza...
Un charco...
Ahora hay casi un río
que lucha para discurrir...
Las gotas siguen llegando
y inundan el sitio donde esta el desmayado
Creen que lo acarician,
que lo animan,
que lo despiertan...
Llenan todo el lugar
hasta que tienen su respuesta.
El cuerpo libera la cuneta
Y flota en el agua
que ahora sigue su curso.
Ninfa Negra
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