A mi me gustaba jugar contigo
y pisar tus huellas
que se mezclaban con las mías
en la arena o en el barro del camino.
Ahora no somos más niños
y nuestros pies nos llevaron a vías distintas...
La mía siempre fue sombría y lúgubre.
Tal vez porque caminaba sola
o porque te regalé la luz (mi luz)
cuando tu temías la oscuridad.
Un día reconocí tus huellas.
Intenté seguirlas
pues deberían llevarme a ti.
Fue en vano.
Las señales que dejaste
me parecieron antiguas
y distantes...
Busqué la luz que te di
en el horizonte sombrío.
Sólo encontré sombras
y el miedo que sacaste de tu mente
sin saber que alguien podría encontrarlo...
Lloré por nuestro desencuentro hasta inundar el camino.
Dormí al borde del río de tristeza que formé
y cuando en fin amaneció
pude encontrarte reflejada en mi llanto.
Ninfa Negra
(La bruja vive, ¡gracias!)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario