A lo viajante de la palabra
nada le pertenece.
Es demasiado libre
para permitirse la propiedad.
También no tiene dueño.
Sólo sueños.
Viaja por la palabra ajena
para que le llenen.
En su maleta
le pesan los sentimientos.
Pesan porque no son suyos,
aunque sienta la fuerza
de toda carga.
Ninfa Negra
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