Alma liviana
irgue granos de arena
con forma de dama.
Escapa entre dedos
sin pertenecer a nadie.
Alma en llamas
se embrutece.
El fuego que le quema,
cambia y recría.
Tal vez la perdone.
Se levanta frágil,
dura
y transparente:
señora de vidrio.
Ungida en plata es tuya.
Tu espejo.
Ninfa Negra
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