viernes, 29 de octubre de 2010

Aprendizas


Las luces en los candelabros oscilaban débilmente, mientras las sombras bailaban en las paredes de piedra del aposento. Había un olor de tiempo en el aire frío y húmedo. El silencio de los libros y pergaminos sólo era roto por el pasar de hojas. La impresión era de un lugar desprendido de la realidad. Todavía, nada parecía perturbar la concentración de los dos seres en la sala. Sus bocas se movían y libertaban sus susurros, aunque ninguna voz pudiera ser oída.

La primera criatura estaba sentada en completa contemplación, perdida entre las palabras extrajeras que aprendía. Llevaba el color rosa en las mejillas. Su calma era visible en su cara. Le decían Malva.

La otra caminaba alrededor de la mesa, mientras leía. Los escritos temblaban en sus manos. Su marcha y sus pasos agitaban la hoja. Nubes de pensamientos negros subían impalpables entre un paso y otro.

Estudiaban, eso era evidente. Una lengua extrajera se les presentaba como un mundo nuevo. 

La lengua era hija del latín, semejante al que hablaban. Todos les dijeron que sería fácil aprender un idioma hermano. Era mentira.

No desistieron, tampoco se intimidaron. Para probar a sí mismas que podían aprenderla, las brujas empezaron a escribir. Y esta página nació.

Ninfa Negra

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