Para los que buscan
amenazas en una escritura, ¡cuidado!
Las palabras suelen estar llenadas de peligros.
Buscarlos es invitar al mal,
es jugar con fuego
sin que se lo conozca
(o controle).
Se puede convivir con una misma palabra por años,
sin conocerla de verdad.
Por eso le pido:
no juzgue al escritor.
Tal vez él no sepa lo que escribe...
Tú y tu opinión de lo que (imaginas que) lees
merecen un juicio.
¿Encontraste algo que no te gusta?
¿Qué temes?
Si hay algo revelador en un texto,
garantizo que no pertenece al autor.
Pertenece a ti.
Por eso, no le censures.
Pero si tienes miedo a la palabra,
olvídate el papel que te molesta
y huye de toda literatura.
No te vuelvas.
Porque la palabra que censuras
es la misma que va a traicionarte:
la tuya.
Ninfa Negra
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