lunes, 2 de diciembre de 2013

Girasoles

Cuando te encontré, estabas entretenida con un girasol
que se erguía desde una hendidura en la calle.
¡Qué raro! Una flor tan larga que hasta ayer no estaba ahí… - te dije con duda en la cara.
Hasta ayer no había ¡magia! - me lo contestaras con mirada soñadora
antes de examinar otra vez la flor que seguía el sol,
como tú cuando te marchas.
Pero ayer no partieras.
Te quedaste porque viste la flor en el asfalto.
Sonriendo me enseñaste a amar inesperadas flores raras
que nacen en nuestro corazón.
Amar sin expectativas.
Gracias, mi amiga.
Por ti, me olvidé del llanto y me desperté contenta.
Aunque no esté conmigo para saludar girasoles todos los días,
ayer estaba solo hasta encontrar tu alegría.

Ninfa Negra

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