Hubo una noche entre escribir y hoy.
La noche estuvo llenada de ausencias,
pero la madrugada fue buena conmigo;
una perfecta dama bailando en mi jardín:
fría y blanca.
Así han estado mis papeles
que no bailan al viento.
Siguen mirándome, esperándome.
Casi puedo sentir su dolor.
Para ellos yo soy la blanca y fría
porque desde ayer
no hablo contigo.
Ninfa Negra, 22/01/14.
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