El joven médico pregunta al paciente durante su consulta:
¿Has sido un hombre bueno?
Y mira al otro directamente en los ojos.
El otro se calla,
pero su ojo pérfido
confiesa todo al doctor.
Cuando la consulta se termina,
el médico concluye:
¡Ojo malo! ¡Ojo malo!
Toda medicina que el dinero puede comprar
suele aliviar el dolor de la carne rota...
Pero aunque se sane el cuerpo,
cuando el tumor está en el alma,
no hay cura.
Y Hannibal sonreí
mientras acaricia su bisturí.
Ninfa Negra.
06/03/14
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